THE MEMORY OF HER MEMORY
66 X 38 X 30 cm
«Reminds me, it reminds me… of my grandmother.
That country woman who didn’t know what work or leisure was, for whom everything meant going out and carrying on with grace and joy for herself, her husband, and the eight children she raised with the only income coming into the house, that of a road worker, and with a lot of skill. Because that woman knew how to do everything, and what she did best was raise all kinds of animals, but above all, those that fly. She would have loved to fly over stages singing, she was so cheerful…
I remember accompanying her to the neighbors’ houses to bring them some chicks, that’s the memory of her memory. That image of the grandmother who supplies food raised by her. And now that I, her granddaughter, am once again getting food from the orchard in a consumer group, getting to know the women who take care of the hens that lay the eggs we eat and give me their feathers, I remember her and her way of life more than ever. Now that she’s recovering, with the resurgence of rural life, the best of those times, I couldn’t help but capture it in this piece as a tribute to the luxury of nurturing from raising, with love for what is raised. Because that’s what I learned from her, to raise with love the wonder of life that nourishes us.»
“Me recuerda, me recuerda… a mi abuela.
Esa mujer de campo que no sabía lo que era el trabajo ni el ocio, que para ella todo era un salir y sacar adelante con garbo y alegría para sí misma, su marido y los ocho hijos que crió con el único sueldo que entraba en casa, el de un caminero, y con mucha maña. Porque esa mujer sabía hacer de todo y lo que mejor se le daba era criar animales de todo tipo, pero sobre todo, de los que vuelan. A ella sí que le hubiera gustado volar por escenarios cantarina como era…
Recuerdo acompañarla a casa de las vecinas a llevarles algunos pichones, ese es el recuerdo de su recuerdo. Esa imagen de la abuela que surte de alimento criado por ella. Y ahora que yo, su nieta, vuelvo a conseguir comida de huerta en un grupo de consumo, conozco a las mujeres que nos cuidan las gallinas de los huevos que nos comemos y que me dan sus plumas, me acuerdo de ella y de su modo de vida más que nunca. Ahora que se está recuperando, con el resurgir de lo rural, lo mejor de aquellos tiempos, no podía menos que plasmarlo en esta pieza homenaje a ese lujo de alimentar desde la crianza, con amor hacia lo que se cría. Pues eso aprendí de ella, a criar con amor lo maravilloso de la vida que nos nutre.”
